El argentino Benjamín Ávila nos invita en su ópera prima a rememorar la cruel dictadura argentina utilizando sus propias vivencias para ello. Todo se ve desde los ojos de un niño , fantástico en su papel, lo que edulcora bastante la cinta. El resultado es notable, por momentos sobresaliente, pero el exceso de azúcar es el peaje comercial de la obra. El reparto está realmente bien, quizá Ernesto Alterio mejor todavía. Un gran guión les sirve para llegar a notas altas, algunos no será fácil que se superen. El genial Luis Puenzo , historia viva del cine argentino, ejerce aquí de productor y esa mano se nota, ya lo creo que se nota. También aparecen nuevos lenguajes, como el dibujo animado para evitar la violencia. Me gusta esta visión humana de la crueldad, me gusta que deje claro quienes son los malos, me gusta el manejo de los silencios y las miradas y me encanta el final. No me gusta el romance infantil, no me lo puedo creer, tampoco me gusta la suavidad general, pero es