El francotirador

Desconozco la fidelidad de la historia, y además he leído versiones contrapuestas al respecto, pero la serie es magnífica. Las carreras de Bob Fossee y Gwen Verdon bien merecen este nivel . Sam Rockwell y Michelle Williams son y están asombrosos, ahí reside todo. Pero el guión es potente y el montaje, valiente. Incluso sin ser amante de género y/o personajes se puede disfrutar. Muy atractiva.

La lágrima fue dicha. Olvidemos el llanto y empecemos de nuevo, con paciencia, observando a las cosas hasta hallar la menuda diferencia que las separa de su entidad de ayer y que define el transcurso del tiempo y su eficacia. ¿A qué llorar por el caído fruto, por el fracaso de ese deseo hondo, compacto como un grano de simiente? No es bueno repetir lo que está dicho. Después de haber hablado, de haber vertido lágrimas, silencio y sonreíd: nada es lo mismo. Habrá palabras nuevas para la nueva historia y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde. Ángel González

Dije que la segunda fue mejor que la primera. Pero creo que ya se han acabado las ideas . Otra vez lo mismo, mas ya peor. Y sigue teniendo momentos brillantes, eso está claro. Y sigue siendo un gran grupo de actores (mejorados por Maya Hawke). Y sigue entreteniendo. Pero... Dice el cartel que "un verano puede cambiarlo todo" y es así. Llegan o se van muchas cosas. Espero que esta no se vaya para siempre.

Persona muerta al comienzo de una serie. Y misterio. Parece que ya lo hemos visto todo, pero esta ficción merece tu tiempo. Una fotografía importante y dos actuaciones maravillosas, Candela Peña y especialmente Darío Grandinetti . Esas son sus bazas. La isla es el personaje principal, eso es lo mejor . El resto del guión solo cumple. Muy buena producción. Quizá la serie española del año.

Phoebe Waller-Bridge entrega aquí una serie aclamada por crítica y público. Y coincido, aunque no la elogiaría tanto como otros. La serie es cómica y trágica a la vez, y ese es su mayor éxito. La protagonista es incorrecta, se siente culpable, usa el sexo como refugio y quiere a quien quiere. Nada raro. Pero se cuenta bien. El guión es rico y complejo y hay grandes actuaciones. Supongo que triunfa porque todos tenemos nuestra pequeña o gran disfunción.

Es una triste verdad, pero hemos perdido la capacidad de poner nombres agradables a las cosas. Los nombres lo son todo. Nunca me quejo de las acciones, solo de las palabras. Ése es el motivo de que aborrezca el realismo vulgar en literatura. A la persona capaz de llamar pala a una pala se la debería forzar a usarla. Es la única cosa para la que sirve. El retrato de Dorian Gray Oscar Wilde