El francotirador

 

 

Jessica Chastain y Oscar Isaac lo son todo en esta adaptación de la obra de Ingmar Bergman. Qué maravilloso resulta observar a estos dos monstruos de la actuación en acción. Se dice que es menos intensa que la original, pero así son los tiempos, intuyo. La dirección, el montaje y la ambientación son muy interesantes. Y el guion, claro, es verdaderamente potente. Problemas de pareja del primer mundo en un plano muy corto. Nada más y nada menos. Para disfrutar pausadamente.

Como casi todos los fenómenos de masas, ni es tan malo como para los críticos ni tan bueno como para su legión de fans. Me parece un producto digno, pero menor. Ahora bien, algunos aspectos y el final elevan la calificación. La serie coreana va de ricos y pobres, de clases, de roles y de supervivencia. La estética tiene aciertos importantes, pero no acaba de convencerme. Por lo demás, reparto correcto, guion afectivo y dirección mejorable. Ay, las masas...

 

Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo, botón de pensamiento que busca ser la rosa; se anuncia con un beso que en mis labios se posa el abrazo imposible de la Venus de Milo. Adornan verdes palmas el blanco peristilo; los astros me han predicho la visión de la Diosa; y en mi alma reposa la luz como reposa el ave de la luna sobre un lago tranquilo. Y no hallo sino la palabra que huye, la iniciación melódica que de la flauta fluye y la barca del sueño que en el espacio boga; y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente, el sollozo continuo del chorro de la fuente y el cuello del gran cisne blanco que me interroga. Rubén Darío