El francotirador

La ficción noruega pasa por un momento espléndido y el desgraciado atentado sufrido en ese país hace unos años es escenario para mostrarlo . Aquel 22 de julio murieron en la capital, Oslo, y en la pequeña isla de Utøya, 77 personas. Una buena parte de ellos eran jóvenes de la AUF, la división juvenil del Partido Laborista Noruego (AP), porque, aunque nunca se diga aquí, se les mató por ser de izquierdas. Esta serie es buenísima. Historias de vidas que ese día cambiaron para siempre mezcladas con los rostros de la noticia misma. Un guion lleno de humanidad y una puesta en escena notable son las armas frente a la barbarie que cuenta. Arte contra guerra. Reparto correcto. Nuestra paz, nuestro sistema, está siempre a expensas de este tipo de personas. Las mismas personas quev la derecha anima con su odio. Serie necesaria. Que no se olvide.

Un lujo para los melómanos. Paul McCartney contando historias y Rick Rubin escuchando y preguntando. Haciendo de aficionado, vamos. La puesta en escena es sobria, pero suficiente. Se ve con tanto gusto que se hace corta, podría durar mucho más. Historia de la música (y de las series).

A un poeta manso no se le puede llamar poeta. Vladímir Mayakovski  

Continúa " Vamos Juan ", pero la traigo de nuevo por aquí. Y aunque esto siga será la última vez, aviso. Esta entrega ha mejorado, más mordaz y más cercana a una realidad que nos ahoga como país (aunque quizá eso sea mundial). La fórmula, lejos de agotarse, se reactiva con las noticias de cada día. Y eso es tan malo para el progreso como bueno para la ficción. Más humana que sus predecesoras y quizá más apegada a lo posible, dentro de la parodia que es. Bien por las series diferentes.  

Veo muchísimas películas y hablo de pocas por aquí. Habrá que remediar eso. De las mejores de 2021 es esta cinta japonesa dirigida por Ryûsuke Hamaguchi. Es un viaje, sí, como tantas otras veces en la historia del cine, pero esta vez va hacia el sentimiento, hacia el silencio. La poesía del cine asiático llevada a la sublimación. No he leído el original de Haruki Murakami, pero la belleza de las imágenes y la actuación de los actores son más expresivas que el propio guion. La intimidad se vuelve a hacer universal, y eso es lo importante. Las heridas, los que ya no están y la incomunicación sobrevuelan todo el metraje. Y las reminiscencias a "Tío Vania", claro. Obra maestra.

 

 

Comedia absurda . No es lo mío, empecemos por ahí. Se nota que hay trabajo en el guion, en los gags, pero la sucesión de historias con tan poco sentido no me hacen reír especialmente. El patetismo es el hilo conductor. Eso sí lo hace bien. Reparto desigual y dirección básica. Adriana Torrebejano ha sido la sorpresa positiva, creo. No he podido disfrutarla.

La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido. Milan Kundera

Era 2013 cuando, con pena, dijimos adiós a una de las grandes series de siempre, "Dexter" . Esta secuela se presentaba como un alivio a esa pérdida y algo así ha sido . Nada es igual, pero hay un cierto aroma a ese personaje que tanto añoramos. La serie se ve con gusto, pero el capítulo final es desastroso, apresurado e incoherente. Es sabido que de grandes expectativas vienen las grandes desilusiones, y aunque no ha sido enorme sí ha faltado algo. Tanto el escenario como los secundarios son más superficiales de lo que deberían. Quizá sea ese el mayor de los errores. Bueno, y el final. Lo dicho, más nostalgia que contenido.