El francotirador

 

 Ya en desnudez total extraña ausencia de procesos y fórmulas y métodos flor a flor, ser a ser, aún con ciencia y un caer en silencio y sin objeto. La angustia ha devenido apenas un sabor, el dolor ya no cabe, la tristeza no alcanza. Una forma durando sin sentido, un color, un estar por estar y una espera insensata. Ya en desnudez total sabiduría definitiva, única y helada. Luz a luz ser a ser, casi en amiba, forma, sed, duración, luz rechazada. Idea Vilariño

 

Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma. No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues ellos tienen sus propios pensamientos. Puedes hospedar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños. Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer. Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados (…). Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia la felicidad.  Khalil Gibran

 

"Citas" me encantó, así que este renacimiento me apetecía mucho. Hay irregularidad y no alcanza a mis recuerdos de la original, pero es una serie entretenida y con muy buenas ideas. Y Barcelona, claro, que sale preciosa. Laia Costa, Iván Massagué y Manuela Vellés elevan el nivel de un reparto curioso. El mundo no cambia, solo se adapta. De esto va esta serie, y todo. Y el amor, esa extraña búsqueda...

Serie vanguardista, con un poco de autoficción y un mucho de experimento formal. La he visto con gusto, pero el problema es que la historia es débil y hay muchas cuestiones que quedan en el aire. Joana y Mireia Vilapuig ofrecen y arriesgan. Y es lo mejor de la serie. Más lenguaje que historia. Y supongo que es lo que buscan.

Se dice que es la historia de Fleetwood Mac con algún retoque, y desde luego no es descabellado. Como ficción es bien interesante. Buen reparto, gran música y una historia potente. Fama, excesos, relaciones personales, la escena musical en los 70 y los golpes descomunales que nos da la vida. Una maravilla. Un buen final, además. De las series del año. Sin duda. Y Riley Keough que está soberbia...