Tras las Europeas

Ayer por la noche lo pasé mal. Casi como en una derrota personal. Era de esperar, pero no por ello duele menos. Considero que, ayer, a la gente de izquierdas se nos derrotó dos veces, una con la abstención, que desvirtúa cualquier resultado, y otra con los votos, que se fueron hacia las posiciones más rancias en Europa y en España.
La derecha europea campará más a sus anchas más todavía por el Parlamento Europeo, esperemos que nos sea leve.
Circunscribiéndome a nuestro país, bien haría la izquierda en tomarse estas votaciones como un aviso y en poner remedio a los errores. Esta campaña los ha habido, todos hemos caído en la trampa del PP, en aviones, trajes y otros desvíos de atención. A los votantes conservadores les da igual si los suyos son ladrones, machistas o añoran el franquismo. Se trata, casi, de una religión y ya se sabe que ésta y la hipocresía van de la mano. El PSOE, que ejerce de abanderado español en materia de derechos, no ha sabido explicar bien qué se votaba y para qué servían estas Elecciones. Por supuesto, es obvio que la crisis no ha ayudado.
Por otro lado, también hay que señalar que la victoria conservadora tampoco ha sido para tirar tantos cohetes, casi se le podría calificar de pírrica. Algunos hablan del prólogo de una derrota, podría ser. Pero también se entiende que exageren lo logrado.
En definitiva, que han ganado los que quieren menos políticas sociales, los que perdonan a los corruptos y los que han creado esta crisis. Uno nunca sabe en qué demonios debe pensar la gente para ir a votar a estos indeseables. ¿Se merece perder derechos el trabajador que ayer decidió votar al PP?
Que esto nos sirva a los progresistas para coger más fuerzas, ya sabíamos que cambiar el mundo no iba a ser fácil.

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