Diferencias

Cuando veo que una persona decide votar a un delincuente o a un evidente mentiroso, sea del partido que sea, siento algo parecido a lo que experimento cuando alguien prefiere una canción de Bisbal, por decir uno, a una de Quique González, parecido a lo que se me pasa por la cabeza cuando alguno se relame de gusto con un jamón chicloso y no aprecia un buen jamón ibérico. Siento lo mismo, pero peor.
Estas cosas tiene la democracia, los delincuentes se presentan y ganan elecciones en éste y en cualquier otro país. Ante eso, uno no puede hacer nada, tan solo intentar cambiar las cosas y esperar que la Justicia haga justicia.
Las personas que quieren que nos mande un mentiroso, ni las de los otros supuestos, no son peores, ni mucho menos, pero son difíciles de entender. Siempre me pregunto cuál es su motivo: no quieren cambiar, no quieren pensar, sadomasoquismo...
Por la derecha española bajan las aguas turbulentas, muy sucias, pero ellos siguen en su barca llena de votos con toda la placidez que uno pueda imaginar. Desde la (enorme) distancia, esto tampoco lo entiendo. Debe ser que están acostumbrados a que esa Justicia les sea muy leve, casos hay todos los días.
Las mentiras y los delitos van cayendo sin parar, me temo que no perderán los votos con esa velocidad. Dicen ser grandes patriotas y no lo son tanto pero les colman de regalos. Cosas de la vida.
Al final, todo se reduce a ver las diferencias.

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