La tele

A estas alturas, cualquier cosa que tenga que ver con la programación televisiva, con sus audiencias y con su habitual política del "todo vale", no sorprende a nadie. Ayer, la mejor, o una de las mejores, series de la historia, emitida únicamente una semana después su estreno mundial y en prime time, tuvo un triste 6% de share. Como decía, no sorprende, pero da una pena tremenda. Así funciona este negocio.
La parrilla televisiva (irónico nombre) está llena de programas que denigran a las mujeres, explotan desgracias humanas, informativos que desinforman y una total ausencia de talento en series y películas. Se salvan cosas, es cierto, pero cuesta mucho encontrarlas.
Cuando uno se encuentra con programas como "Saber y ganar", que se merece una entrada en este blog, "El intermedio" y algún otro, se pregunta por qué no es todo así.
El eterno debate es si eso es lo que la gente quiere o eso es lo que se le quiere dar. Desgraciadamente, creo que la gente quiere morbo y eso venderá siempre, eso sí, se deberían regular los contenidos. La tele podría educar mucho, pero hoy es el mayor escaparate del peor de los modelos.
No verla provoca inteligencia.

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