Agosto
Ya llegó agosto, el mes que, año tras año, hace que nos demos cuenta de lo importante que es la normalidad del resto del año.
Empresas cerradas, playas abarrotadas, hoteles llenos y carísimos (todo es más caro pero eso roza el exceso), incomodidades varias y ausencia de noticias. Eso es agosto.
Esa ausencia de noticias lleva a los periodistas a buscar en las hemerotecas o a tirar de absurdas estadísticas para llenar periódicos u horas de televisión. De todo ello nada interesante.
De vez en cuando aparece una noticia de verdad que, claro está, es alargada hasta que no da más de sí (o mucho más).
Pero hay quien aprovecha ese vacío para soltar alguna que otra chorrada, que no por ser chorrada deja de ser delito, a ver si encuentra a algún incauto y le engaña. Así es esta señora, María Dolores de Cospedal, sabe que tiene impunidad, se ríe de todos nosotros y se va de vacaciones. Lo de todos los veranos. Su chiringuito se tambalea, las encuestas son menos favorables, hay menos parados y sus mentiras huelen a rancio. El miedo se apodera de ellos, ya no saben qué montar y este páramo llamado agosto tiene que ser suyo.
Desde aquí sólo pido al periodismo en general un poco de ética y rigor. Lo demás lo ponemos los mismos de siempre.
Empresas cerradas, playas abarrotadas, hoteles llenos y carísimos (todo es más caro pero eso roza el exceso), incomodidades varias y ausencia de noticias. Eso es agosto.
Esa ausencia de noticias lleva a los periodistas a buscar en las hemerotecas o a tirar de absurdas estadísticas para llenar periódicos u horas de televisión. De todo ello nada interesante.
De vez en cuando aparece una noticia de verdad que, claro está, es alargada hasta que no da más de sí (o mucho más).
Pero hay quien aprovecha ese vacío para soltar alguna que otra chorrada, que no por ser chorrada deja de ser delito, a ver si encuentra a algún incauto y le engaña. Así es esta señora, María Dolores de Cospedal, sabe que tiene impunidad, se ríe de todos nosotros y se va de vacaciones. Lo de todos los veranos. Su chiringuito se tambalea, las encuestas son menos favorables, hay menos parados y sus mentiras huelen a rancio. El miedo se apodera de ellos, ya no saben qué montar y este páramo llamado agosto tiene que ser suyo.
Desde aquí sólo pido al periodismo en general un poco de ética y rigor. Lo demás lo ponemos los mismos de siempre.
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