Cosas que no me gustan de los hoteles

Acabo de volver de unas pequeñas vacaciones con mi novia y me apetece escribir esta entrada donde, con respeto e ironía, hablaré un poco de hoteles.
No suelo ir a hoteles bonitos y caros, de los de las revistas, salvo que su oferta sea irrechazable. Lo que hago es buscar la mejor relación calidad-precio, pero acostumbro a encontrar hoteles aceptables.
Eso sí, hay cosas que se repiten en muchos de ellos y que no me gustan, repasemos alguna.
Probablemente lo que menos me gusta es que no haya camas de matrimonio sino dos camas individuales juntas, ¿se piensan que no nos enteramos? ¿Qué hay más incómodo que esa juntura?
Mención aparte merecen las almohadas, quizá busquen que mi columna no sufra, pero esa finura que las suele caracterizar hace que me cueste conciliar el sueño. También puede ocurrir que haya que dormir con luz porque no es posible tapar la que entra por la ventana, ¿por qué?
El baño es otro caballo de batalla, luz escasa, mamparas permeables, champús y geles que no limpian, ausencia de amenities...
Tampoco son de mi agrado las moquetas, las colchas y otros elementos que me obligan a dudar de su limpieza.
Y muchas cosas más, pero ya me he quedado a gusto.
Eso sí, me encanta abrir la puerta de la habitación y no saber qué me voy a encontrar.

Comentarios

  1. Buenos días,

    Perdona que te escriba de forma pública pero no he encontrado otra forma de contactar contigo. Me gustaría que colaboráramos mutuamente intercambiando enlaces ya que tu blog trata de la misma temática que mi página.

    Si estás interesado escríbeme a mar.gueimonderuiz@gmail.com

    Un saludo,

    Mar

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