Oslo, 31 de agosto

Joachim Trier es noruego y su nombre va camino de los grandes logros. Sí, parece que hay algún parentesco entre Lars y él, pero eso a mí me importa poco.
Esta es una cinta incómoda, difícil y árida. Pero sobre todo es irresistible.
Las pequeñas cosas de la vida toman el protagonismo en una obra que habla de eso, de la vida. ¿O era de la muerte?
Puede parecer pesimista y fría pero, ¡ay!, esto es un canto a lo vivo, a los que viven de verdad. ¿Alguna vez te has sentido ajeno a la vida?
Hermosa y profunda como pocas películas, me cuesta creer que no le haya acompañado algo más de repercusión internacional.
Los actores están bien, la fotografía es soberbia y el guión es verdaderamente especial pero la dirección es la que une todas las piezas, la que redondea este gran ejercicio cinematográfico.
Vedla, nada más tengo que añadir...

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