¡Ladrones!

Uno se pregunta a veces cuánto es capaz de aguantar una sociedad. Bueno, pues en lo que refiere a corrupción quizá ya se haya llegado al límite.
Este explosivo cóctel de recortes y pérdida de derechos al que nos ha sometido la derecha tiene su culmen en todo este hedor.
La corrupción es el enemigo número uno de la democracia. Ya he dicho muchas veces por aquí que la derecha la espero, pese a que hay gente muy buena y muy válida afiliada al PP.
Podemos tiene el camino libre de obstáculos para tocar poder, de nosotros depende que la ciudadanía vuelva a confiar en las verdaderas ideas de izquierda. El problema es que en todo este montón de basura también hay gente que se llama a sí misma socialista, comunista o sindicalista. Se llaman, digo, pero no lo son. Son basura.
Son ellos los que nos impiden gobernar, son ellos los que nos dejan sin argumentos, son ellos los que nos someten al yugo de la derecha. Ellos, la desinformación y el desconocimiento. Esos son nuestros enemigos.
Desde aquí pido la mayor dureza para con los ladrones. La izquierda es lo único incompatible con la corrupción.
Me gusta ver que el PSOE está en la senda correcta, que es implacable. No es tiempo de pactos ni de pamplinas, es tiempo de lucha.  Solo así se puede regenerar este país.

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