Que el amor no admite cuerdas reflexiones

Señora, Amor es violento, 
y cuando nos transfigura 
nos enciende el pensamiento 
la locura. 

No pidas paz a mis brazos 
que a los tuyos tienen presos: 
son de guerra mis abrazos 
y son de incendio mis besos; 
y sería vano intento 
el tornar mi mente obscura 
si me enciende el pensamiento 
la locura. 

Clara está la mente mía 
de llamas de amor, señora, 
como la tienda del día 
o el palacio de la aurora. 
Y al perfume de tu ungüento 
te persigue mi ventura, 
y me enciende el pensamiento 
la locura. 

Mi gozo tu paladar 
rico panal conceptúa, 
como en el santo Cantar: 
Mel et lac sub lingua tua. 
La delicia de tu aliento 
en tan fino vaso apura, 
y me enciende el pensamiento 
la locura.



Rubén Darío

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