Verano 1993


Carla Simón nos cuenta un episodio de su vida, pérdida de la madre y adopción por parte de sus tíos, en una película que se hace mayúscula secuencia a secuencia.
La cinta está salpicada de escenas que desnudan la relación de esa madre y esa hija, de otras que nos describen como sociedad y de muchas que nos desnudan a todos un poco. Brillante.
Las niñas están inmensas, y también los adultos mantienen el nivel.
Quizá abusa de la cámara en mano y quizá de algún truco llamémosle "festivalesco" para tratar de agradar a un público... pues eso, de festivales. Pero se puede tolerar.
La tremenda expresividad de la obra te hace olvidar las costuras.
Ay, el aprendizaje emocional, la vida...
Belleza.

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