Matar al padre


Mar Coll dirige una nueva serie sobre relaciones paternofiliales. Y me gusta, aunque no es especialmente amena.
Lo mejor que se puede decir de ella es que es un producto diferente, no apto para mayorías y que está bien hecho.
Gonzalo de Castro y yo no tenemos una relación fluida, pero aquí pasa el corte. Correcto reparto.
Todo es irritante. Premeditadamente.
La vida es, en buena medida, alcanzar el respeto paterno. Y un padre superable, como dice Montefusco.


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