High fidelity
Zoë Kravitz sobresale en una revisión, quizá innecesaria pero igualmente disfrutable, de la novela de Hornby y de la película de Frears con John Cusack de protagonista.
La actriz, hija de Lisa Bonet, que salía en dicha película, es el rayo de luz que ilumina hasta las sombras de un guión que tenía más posibilidades de las que se observan en el resultado final.
Con todo y con eso, la serie es muy agradable. Se ve con placer y cada uno se encontrará en actitudes o en reacciones. Que de eso también va el arte.
La música, un personaje esencial en esta ficción, es variada y curiosa, pero esperaba más.
Un buen entretenimiento.
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