El soneto nocturno

 La luna era ese párpado cerrado

que flotaba en el circo de la nada

y el niño retenía la mirada

su hipnótico vagar de astro cegado.


La noche es un jardín narcotizado

con esencias de alquimia y sombra helada

y tu infancia una estrella disecada

en el taller de niebla del pasado.


La luna vive ahora en los relojes

que lanzan sus saetas venenosas

sobre la esfera blanca de este sueño.


De este sueño sin fin del que recoges

la ceniza dorada de esas cosas

de las cuales un día fuiste dueño.


Felipe Benítez Reyes

Comentarios

Entradas populares de este blog

Diez años sin ti

El 47

Operaciones especiales: Lioness