La fortuna


Alejandro Amenábar podía ofrecer más, de eso estoy seguro.

La serie ofrece algo de aventuras, algo de política, algo de amor y algo de compañerismo. Pero poco de todo.

Un reparto desigual, en el que sobresale Clarke Peters, su cuidada ambientación y su cierta originalidad salvan los muebles.

El guion y, sorprendentemente, la dirección no me parecen nada relevante.

Como producto televisivo tiene bondades, pero en lo artístico se olvidará rápido.


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