Todos mienten
No es que sea una obra de arte, pero al menos es adictiva y el reparto salva, en parte, los muebles.
Hay inverosimilitud y el guion tiene algunos agujeros inexplicables, y de ahí parten todas las debilidades del producto final.
Las fortalezas vendrían del lado de los actores y actrices, con una estupenda Irene Arcos a la cabeza, y de la ambientación.
El montaje también me convence.
Lo dicho, entretenida.
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