Empezaré diciendo que he disfrutado mucho la experiencia de ver en el cine la película de Brady Corbet. Ahora bien, me chirría la propaganda del estado de Israel y me parece que no define bastantes de sus subtramas. La película repite que lo importante es el destino y no el camino, a la vez que echa por tierra aquello del sueño americano. Guy Pearce, inmenso, y un Adrien Brody que se reivindica en cada plano sostienen la cinta. El arte y la explicación final elevan el conjunto. Monumental.
Enorme serie que muestra una sociedad tras una pandemia devastadora. Y va de vínculos, de amor, de sociedad, de soledad, de sentimientos... Contada con diferentes líneas cronológicas, mantiene un ritmo magnífico. Gran guion, estupenda banda sonora y dirección acertada. El reparto, con Mackenzie Davis y Himesh Patel en cabeza, cumple perfectamente. Al final la vida es esperanza y relaciones personales, aquí vuelve a quedar claro. De lo mejor del año pasado.
Otra vez Koreeda , otra vez una reflexión sobre el mundo, otra vez la familia, otra vez Japón, otra vez la vida... El director no juzga y plantea dilemas morales , de eso quizá va todo esto. Esta película no te deja igual. Impresionante pulso narrativo , cuidada fotografía y un reparto efectivo. Nada más y nada menos. Y Kirin Kiki, claro... Una cinta mayor, de las que no puedes comparar con esos productos pensados para llenar multicines. Alto contenido humano. No será la más premiada del año, pero sí la que recordaré...
Comentarios
Publicar un comentario