Muchos ciudadanos se preguntan cómo pudo llegar a gobernar el mundo un grupo compuesto por personas sin el menor bagaje intelectual, moral o político que, bajo la denominación de “nacional-socialismo”, propugnaban la primacía de la raza aria y el exterminio del disidente. Ahora pasa delante de nuestras narices. Sólo hay que trivializar actitudes inadmisibles,deshumanizar las consignas, convertir en virtuosos actos xenófobos, racistas, intransigentes; reivindicar la insolidaridad y hacer de la crueldad un acto de Justicia, un derecho irrenunciable. Basta con que parte de la élite política, como hacen miembros destacados del PP, legitime esa postura para que la pedagogía de la “demagogia nacional”, que conduce a la barbarie, se instale entre nosotros y se quede para siempre.Se trata a los grupos neofascistas de marginales y, cuando tienen presencia parlamentaria, se asumen sus postulados. Ya están en los parlamentos de Suecia, Suiza, Holanda, Italia… Aquí, el PP de Catalunya ha iniciado