Aquel vino
Por fin puedo sentir el sedoso tacto de la carta de vinos en mis manos, es demasiado extensa, pero está bien estructurada. Vamos a ver qué elegimos. El menú degustación pide un vino que no se quede corto, pero tampoco uno que resulte excesivo, creo que optaré por un tinto con algo de barrica bien ensamblada. El presupuesto es limitado, no nos volvamos locos, pero la vida es demasiado corta para beber mal vino. Elegir para dos es una responsabilidad, pero el acto en sí encierra generosidad y gran dosis de cariño. Ya está elegido, veamos qué dice el sumiller, espero que no haya problemas. Todo correcto, botella pedida, la añada es la que se anunciaba y hay existencias, como debe ser. Mi pareja me pregunta por el vino así que intento explicar cómo es y la razón por la que será éste el que nos acompañe y no otro. Aquí llega la botella, bien presentada. El descorche y el servicio es muy profesional, eso mejora las cosas. Y aquí está, el vino en la copa, cereza picota de capa media, ribete v